Fuente: El Mostrador

Tras una actividad industrial intensiva de más de 80 años, un grupo de empresas operó plantas de almacenamiento de combustibles, fabricación de lubricantes y agroquímicos en un terreno urbano de Viña del Mar de más de 160 mil metros cuadrados. Los derivados del petróleo, tanto como los pesticidas y otros compuestos químicos, dieron como resultado una contaminación a gran escala que penetró la tierra superficial hasta llegar a las napas subterráneas. Nada puede crecer de forma natural ni construirse allí, sin que afecte la salud de las personas. Indica la nota de El Mostrador.

Con los años las empresas petroleras Copec, Shell, Esso y Sonacol abandonaron el predio, pero la contaminación se quedó, dejando como herencia un pasivo ambiental tóxico con altas concentraciones de metales, como cobre, plomo y zinc; presencia de agroquímicos, como el DDT, DDE y DDD; y derivados peligrosos del petróleo, como el benceno, xileno, naftaleno y fenantreno, entre otros.

Luego de una serie de intentos fallidos de la familia Angelini –únicos dueños del predio a través de Empresas Copec– por obtener una Resolución de Calificación Ambiental (RCA) que les permitiera iniciar un proceso de saneamiento, con la finalidad de llevar a cabo un megaproyecto inmobiliario de más de 2 mil millones de dólares y que pretende cambiar la cara a Viña del Mar, a fines de agosto la Comisión de Evaluación Ambiental de Valparaíso aprobó por unanimidad el proyecto de remediación de Inmobiliaria Las Salinas –filial de Empresas Copec–, bajo la sorpresa e incredulidad de una cincuentena de organizaciones comunitarias que se han opuesto al proyecto por las dudas ambientales que genera.

Para sanear el lugar, Inmobiliaria Las Salinas pretende aumentar artificialmente las capacidades naturales de un grupo de bacterias autóctonas, cuya función –como se ha comprobado científicamente– colabora en la degradación de hidrocarburos, además de ser tolerantes a los metales pesados. El proceso se conoce como biorremediación y se asegura que es completamente inocuo.

Pero no solo de estos atributos habla la literatura científica. Diversas investigaciones en salud pública vienen alertando sobre los peligros asociados al género al que pertenecen estas bacterias, ya que, al ser resistentes a los antibióticos y por el hecho de que pueden ser transportadas fácilmente en la piel de los humanos, se les considera responsables de un gran número de las temidas enfermedades intrahospitalarias.

¿Pero qué ha hecho que un caso de gran incertidumbre medioambiental, para el cual existe evidencia científica en diferentes direcciones, haya sido aprobado por unanimidad? En la crisis económica, producto de la pandemia, parece estar la clave.

Reactivación económica

Una semana antes de que la Comisión de Evaluación Ambiental de Valparaíso se reuniera para analizar el proyecto del Grupo Angelini, la oficina de Gestión de Proyectos Sustentables (GPS) del Ministerio de Economía, a través de sendas publicaciones en medios nacionales, enumeró los principales proyectos de inversión considerados indispensables para la reactivación económica. Entre los requisitos para integrar este selecto grupo de inversiones, están que la frontera de ejecución no pasara del 2021 y que sean “intensas” en mano de obra. El proyecto inmobiliario Las Salinas fue favorecido como uno de los más importantes en esta categoría.

Tras el apoyo público del Gobierno a este proyecto, se reunieron en Valparaíso los seremis del Medio Ambiente, Victoria Gazmuri; de Salud, Francisco Álvarez; de Economía, Javier Puiggros; de Energía, Gonzalo Le Dantec; de Obras Públicas, Rodrigo Sepúlveda; de Agricultura, Humberto Lepe; de Vivienda, Evelyn Mansilla; de Transportes  y Telecomunicaciones, Gérard Oliger; de Desarrollo Social, Ricardo Figueroa; la directora del SEA de Valparaíso, Paola La Rocca; y el intendente regional, Jorge Martínez Durán. De manera unánime votaron a favor.

Para Gonzalo Pavez, uno de los voceros de los más de 50 movimientos ciudadanos que se declaran en oposición a la iniciativa, la aprobación del proyecto de “biorremediación” se entiende solo bajo la lógica de que “siguieron una orden desde el Gobierno central, especialmente de la oficina GPS del Ministerio de Economía. Antepusieron intereses económicos por sobre la salud de las personas, así se demuestra con la postura tomada por todos los servicios, pese a las observaciones de expertos y a los riesgos que podrían generar a la población que habita el sector y los turistas que lo frecuentan”.

La desconfianza de las organizaciones comunitarias se genera también porque el proyecto de remediación no estará listo antes de 5 años, tiempo durante el cual no más de 50 personas trabajarán en el proceso. “De qué reactivación hablan”, cuestionan.

Esteban Undurraga, gerente de Desarrollo de Inmobiliaria Las Salinas, si bien confirma a El Mostrador que el período de saneamiento de la contaminación se extenderá por 5 años, aclara que “nuestros plazos comprometidos en el proyecto aprobado se inician ahora y son nuestra prioridad de ahora en adelante”.

¿Biorremediación o peligro bacteriológico?

Aunque el tema de la reactivación económica resulta ineludible, para la inmobiliaria de los Angelini el resultado de la Comisión de Evaluación Ambiental responde exclusivamente a los beneficios del plan, que fueron comprobados por todos los organismos técnicos competentes.

“La institucionalidad ambiental ha funcionado plenamente: 20 servicios estudiaron por casi dos años, exigieron antecedentes y resolvieron con estricto rigor técnico sobre nuestro proyecto, con los estándares más altos a nivel nacional e internacional. Lo demuestra la Resolución de Calificación Ambiental favorable, que fue aprobada por unanimidad por los organismos evaluadores”, sostiene Undurraga.

Según la empresa, las bases del proyecto de saneamiento que fue ingresado al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), en diciembre del año 2018, fueron diseñadas conjuntamente con un Comité Científico, un equipo compuesto por expertos de las universidades locales más importantes, quienes establecieron que la mejor manera de remediar este terreno inserto en una zona urbana es a través de la biorremediación, técnica que utiliza microorganismos y que llevan décadas habitando el terreno, remediándolo muy lentamente.

Los microorganismos presentes actualmente en el terreno –asegura la filial de Empresas Copec– “son inocuos para las personas y están en baja cantidad; la biorremediación permite aumentarlos para que se alimenten de los contaminantes, al generar un ambiente nutritivo y húmedo para acelerar su reproducción”.

“Nuestro llamado no es a que se escuche a la empresa, sino ser respetuosos de la evidencia científica, del trabajo y el conocimiento de las instituciones académicas”, afirma Undurraga.

Gabriel Muñoz, abogado de las comunidades que se oponen al proyecto, discrepa de la información de Undurraga, debido a que a lo largo de todo el proceso que implicó el Estudio de Impacto Ambiental, la empresa rehuyó transparentar qué tipo de bacterias en específico harían la biorremediación. Luego de sucesivas adendas, recién en abril de 2020 –sostiene Muñoz– la compañía reveló que trabajarían con bacterias del género Acinetobacter.

Según la literatura científica disponible, este género de bacterias puede producir infecciones serias en pulmones, sangre y cerebro. También podría causar infecciones del tracto urinario y en heridas. Además se define que su medio de propagación es el contacto directo, ya que podría encontrarse en la piel o en la comida, el agua o en la tierra. Además de hallarse en hospitales.

Frente a esta información, el comité asesor científico de la firma sostuvo, en una carta, que “es evidente que la afirmación respecto a que el género Acinetobacter es patógeno per se, es incorrecta y alejada de un criterio científico. Actualmente, es de amplio conocimiento que este género incluye un alto número de especies ambientales que residen en una serie de ecosistemas naturales e intervenidos y que tienen un alto potencial biotecnológico asociado a procesos de biorremediación. Existen también especies patógenas, tales como Acinetobacter baumannii y Acinetobacter nosocomialis, ninguna de las cuales serán utilizadas en nuestro proyecto de biorremediación”.

Acinetobacter DD78

Una de las incertidumbres mayores respecto de este caso, es que no se tiene claridad en cuanto a qué tipo de cepa del género de bacterias Acinetobacter se pretende usar en Las Salinas. Pese a que la empresa respondió a El Mostrador que no tenía problemas en transparentar toda la información, hasta el cierre de esta edición, la inmobiliaria y sus equipos técnicos no entregaron el detalle sobre el tipo de bacterias. Sin embargo, en una publicación del medio Interferencia se tomó conocimiento de que la cepa en cuestión sería la Acinetobacter DD78 radioresistens. Indica la nota de El Mostrador.

Dentro de la evidencia científica que respalda eficiencia en la descontaminación de los hidrocarburos de esta bacteria en particular, se encuentra el trabajo del bioquímico y profesor de Biotecnología, Microbiología y Bioquímica de la Universidad Técnica Federico Santa María, Michael Seeger.

En una de sus últimas publicaciones científicas, divulgada en 2019, por la revista Microbiology Resource, Seeger junto a otros colegas lograron la secuenciación completa del genoma de la bacteria Acinetobacter DD78 radioresistens. Según la publicación, el microorganismo encontrado en la desembocadura del río Aconcagua “es una bacteria productora de biosurfactantes y degradantes de hidrocarburos del suelo aislada de suelos contaminados crónicamente con petróleo crudo”.

Si bien esta publicación es considerada pieza fundamental para que el proyecto obtuviera su RCA, en el estudio de impacto ambiental generado por la propia empresa, nada se dice sobre otros estudios científicos, relacionados con la misma bacteria.

En la revista científica ScienceDirect, del mismo año 2019, varios científicos de la División de Enfermedades Infecciosas, Departamento de Medicina, de Nueva York, publicaron el artículo Acinetobacter radioresistens infección con bacteriemia y neumoníaEn este estudio se identifica precisamente a la bacteria Acinetobacter DD78 radioresistens como causa de bacteriemia e infección pulmonar.

“Acinetobacter radioresistens podría servir como un reservorio silencioso para la resistencia a los carbapenémicos (antióbioticos) en pacientes hospitalizados y entornos de centros médicos, lo que resalta aún más la necesidad de identificar y contener con precisión este organismo”, señala. Una información no menor, dado el hecho de que el paño contaminado donde se busca introducir la bacteria se ubica a un lado del Hospital Naval.

 

*Todo lo expresado en esta nota es de autoría original de El Mostrador.