El agua es esencial para la vida, pero mantenerse hidratado va más allá de solo beber líquidos. La hidratación adecuada depende también de la alimentación y de hábitos que ayudan al cuerpo a retener y aprovechar mejor el agua.
Las frutas y verduras, como la sandía, el pepino o la naranja, aportan una gran cantidad de líquidos y electrolitos naturales. Incorporarlas en la dieta diaria contribuye de manera significativa a la hidratación.
Por otro lado, factores como la actividad física, el clima y la edad influyen en la cantidad de agua que cada persona necesita. Escuchar al cuerpo y no esperar a tener sed es clave para prevenir la deshidratación.
Los expertos también recomiendan moderar el consumo de bebidas alcohólicas y cafeína, que pueden tener un efecto deshidratante si se consumen en exceso.
Mantenerse hidratado es un hábito de salud integral. No solo mejora la energía y la concentración, también favorece la piel, los riñones y el sistema digestivo.
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