La palta/aguacate, conocido popularmente como “oro verde”, ha pasado de ser un fruto tradicional en América Latina a convertirse en un superalimento global. Su aporte de grasas monoinsaturadas, conocidas como “grasas buenas”, ayuda a cuidar el corazón, reducir el colesterol y mejorar la salud del sistema circulatorio. Además, es una excelente fuente de potasio, superando incluso al plátano, lo que lo convierte en un aliado clave para mantener la presión arterial en equilibrio.
Este fruto ha ganado terreno no solo por sus beneficios para la salud, sino también por su versatilidad gastronómica. Se adapta tanto a recetas saladas como dulces: desde las clásicas tostadas con aguacate y el guacamole mexicano, hasta mousses, helados y batidos. En países como Japón, incluso se ha popularizado en el sushi, demostrando su capacidad de conquistar paladares en todos los continentes.
Los nutricionistas recomiendan consumir aguacate en porciones moderadas, ya que si bien es calórico, sus nutrientes lo compensan con creces. Contiene vitaminas del complejo B, vitamina E y antioxidantes como la luteína, que protege la salud ocular. Incorporarlo en la dieta diaria contribuye a una alimentación más equilibrada y saciante.
En el ámbito agrícola y económico, el aguacate es un motor de exportación. México, Perú, Chile y Colombia se disputan los principales mercados, con Estados Unidos y Europa como destinos más codiciados. Sin embargo, su producción no está exenta de desafíos: el uso intensivo de agua y los impactos ambientales han generado debates sobre cómo hacer más sostenible su cultivo.
El futuro del aguacate dependerá de equilibrar la demanda con prácticas responsables. Ya existen iniciativas de riego eficiente, certificaciones de sostenibilidad y proyectos de trazabilidad que buscan garantizar que el “oro verde” continúe brillando tanto en la mesa como en el comercio internacional.
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