El crecimiento del interés por la alimentación plant-based ha sido notable en toda América Latina. En Chile, Argentina y Brasil, los consumidores buscan alternativas a la carne y lácteos por motivos de salud, medio ambiente y bienestar animal.
Empresas locales han invertido en productos que imitan la textura y sabor de la carne, utilizando proteínas de guisante, soja y garbanzo. Los supermercados y tiendas online reportan un aumento constante en la demanda de estos productos.
Además, estudios de universidades chilenas indican que las dietas basadas en plantas contribuyen a la reducción del colesterol y el riesgo cardiovascular, reforzando su adopción como una opción saludable.
Restaurantes y cadenas de comida rápida también se han sumado, ofreciendo menús especializados y aumentando la visibilidad de la tendencia.
El auge de la alimentación plant-based está vinculado además a la conciencia ambiental. La producción de proteínas vegetales genera menos emisiones de gases de efecto invernadero que la ganadería tradicional.
A nivel internacional, marcas europeas y estadounidenses han comenzado a invertir en Latinoamérica, fomentando innovación en formulaciones, texturas y sabores adaptados a los paladares locales.
La expectativa para los próximos años es que este mercado siga creciendo, con consumidores cada vez más exigentes que buscan sabor, nutrición y sostenibilidad en un mismo producto.
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