En un mundo acelerado y cargado de tensiones, prácticas como el yoga y el pilates se han transformado en refugios para quienes buscan equilibrio. Ambas disciplinas combinan el trabajo físico con la respiración consciente y la concentración, logrando beneficios que van más allá de lo estético.
“El yoga ayuda a mejorar la flexibilidad, la fuerza y el control de la respiración, mientras que el pilates se enfoca en fortalecer el core y corregir la postura”, explica la instructora Laura Paredes. Ambas prácticas han demostrado reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y mejorar la calidad del sueño.
Cada vez son más los centros que ofrecen clases presenciales y virtuales, lo que facilita integrarlas a la rutina diaria. Incluso sesiones cortas de 20 minutos pueden generar un impacto positivo en la salud integral.
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