La telemedicina llegó para quedarse. Lo que en 2020 era una alternativa de emergencia para evitar el colapso de los sistemas de salud, hoy es parte fundamental de la atención primaria y especializada en muchos países. Según la Organización Mundial de la Salud, más del 60% de los países miembros han incorporado plataformas oficiales de teleconsulta dentro de sus servicios. Las principales ventajas: mayor acceso para quienes viven en zonas rurales o aisladas, ahorro en tiempos de traslado y menores costos operativos. Sin embargo, el modelo aún enfrenta desafíos: la necesidad de mejorar la conectividad en sectores vulnerables y de capacitar tanto a médicos como a pacientes en el uso de estas herramientas. Todo indica que, con el avance de la tecnología, la salud digital seguirá ampliando su impacto en los próximos años.