La inteligencia artificial (IA) ha comenzado a transformar la educación en Chile, desde plataformas de aprendizaje adaptativo hasta herramientas que apoyan la evaluación automática de estudiantes.

Instituciones como la Universidad de Chile y la PUC han implementado laboratorios de IA educativa, donde se desarrollan programas que ajustan los contenidos según el nivel y estilo de aprendizaje de cada alumno.

La pandemia aceleró el uso de estas herramientas, demostrando que la IA puede complementar la enseñanza presencial, especialmente en clases con grandes números de estudiantes.

Uno de los desafíos es la capacitación docente. Los profesores requieren entrenamiento para integrar efectivamente la tecnología sin que sustituya la interacción humana, esencial para el aprendizaje socioemocional.

Startups chilenas están desarrollando chatbots educativos y sistemas de tutoría virtual que personalizan el seguimiento académico, detectando áreas de dificultad y sugiriendo recursos específicos.

A nivel internacional, se observa que la IA puede mejorar la eficiencia y la calidad educativa, pero también plantea debates éticos sobre privacidad y sesgos algorítmicos.

El objetivo final en Chile es lograr que la tecnología fortalezca la equidad educativa, permitiendo que estudiantes de distintas regiones y contextos socioeconómicos accedan a educación de calidad.