Fuente: Bio Bio

Según un reportaje revelado por Ciper Chile, la pesadilla de esta jugadora empezó luego de quedar en el equipo sub-17 de la Unión, a fines de febrero de 2019. Indica la nota de Bio Bio.

En ese entonces Branko Zitkovich, de 29 años de edad, era el coordinador de fútbol formativo, incluida la rama femenina.

En marzo de 2019, ella cuenta que tras un partido se sintió mal y le avisó a su entrenador de categoría. No iba a poder asistir a ver a sus compañeros hombres, como era costumbre tras el encuentro femenino, por su estado de salud. Asegura que ese mismo día, horas más tarde, recibió un mensaje por Whatsapp del coordinador, Branko Zitkovich, preguntándole cómo estaba.

Ella pensaba que era por haberse ausentado de ver a sus compañeros y se justificó. Pero afirma que la conversación siguió por parte de Zitkovich. La niña explica que el coordinador le preguntó en qué curso estaba, el liceo en que estudiaba, dónde vivía y cómo se componía su familia. “Creí que a todas mis compañeras les hacía las mismas preguntas y por eso se las respondí. Como él era el encargado de esas cosas, pensé que era rutinario”, recuerda en conversación con el medio antes mencionado.

Rememora que las preguntas siguieron a un terreno cada vez más personal. “Pensaba que si no le respondía, él podía sacarme del equipo. Por eso le respondí las preguntas”, afirma.

LA INSISTENCIA Y EL MIEDO

La niña recuerda que él le insistía en que debía responderle porque necesitaba saber de ella. Branko Zitkovich se habría despedido así esa madrugada: “Sueña con una locura. Si la sueñas me la cuentas”.

A la mañana siguiente, antes de las 8:00 am, ella cuenta que el acusado volvió a enviarle un mensaje preguntando si es que estaba pololeando. “Me dio la sensación que él buscaba algo más. Me asusté mucho”, relata. La insistencia de él se hizo más regular, según explica.

“Por miedo a perder mi puesto en Unión Española, le seguí respondiendo”, lamenta.

Una tarde después de que se encontraran en un entrenamiento, asegura que Zitkovich le preguntó horas más tarde y por mensaje: “¿Te gustaría escaparte conmigo?”.

Tras ese episodio ella cuenta que el entonces coordinador le reconoció a la niña que le gustaban las mujeres menores “y que a ella la encontraba hermosa”. “Me dio terror. Cambió totalmente el tono”, comenta ella.

Días después de ese mensaje, la niña relata que en un entrenamiento fue a buscar agua y a la salida del baño Zitkovich se le acercó y le preguntó si es que quería hacer cosas locas con él. La niña recuerda que quedó paralizada, se puso a llorar y para no llamar más la atención, él se alejó.

En ese entrenamiento le contó a una de sus amigas más cercanas del equipo. Su compañera le recomendó contarle a alguien del cuerpo técnico.

DESPIDO DEL COORDINADOR Y ACUSACIONES CONTRA EL CLUB

“Siempre pensé que Branko tenía más poder que yo y me daba mucho temor que no me creyeran”, cuenta la niña de solo 17 años. Recuerda que primero le contó al preparador físico y que éste le dijo que se dirigiera a la paramédica, que al ser mujer la entendería mejor.

La pequeña jugadora cree que contarle a la paramédica Liliana Díaz fue una muy mala idea, según describe el reportaje. Asegura que Díaz le recomendó no contarle a nadie argumentando que ella lo iba a solucionar. La niña relata que la paramédica hizo que le enviara los pantallazos de las conversaciones con el coordinador y luego le ordenó borrar las fotos, conversaciones y que bloquee a Zitkovich. “Confié y le hice caso”, dice la niña. Liliana, por su parte, niega que le pidió que borrara las conversaciones, según constata Ciper.

Luego la niña le contó al Jefe técnico de la rama femenina, Elian Rosales, que le dijo mientras le mostraba las evidencias: “Hay un problema muy serio y necesito resolverlo ahora. Branko se mandó este condoro”.

Al día siguiente de esa conversación con Rosales, la jugadora fue abordada por el coordinador tras el entrenamiento, mientras ella esperaba a su papá que la fuera a buscar. Justo ese día demoró un poco y recuerda que Branko Zitkovich aprovechó para tomarla del brazo y decirle: “No seas sapa. Sé todo de ti, dónde estudias y dónde vives. Te voy a ir a buscar por lo que me estás haciendo”. Ella cuenta que se puso a llorar y le pidió que por favor la dejara tranquila. En la noche, él le volvió a hablar, ahora por mensaje de texto ya que lo tenía bloqueado.

Según relatan, luego de que Rosales le mostrara las evidencias a Luis Baquedano, el gerente general del club, el coordinador fue despedido. Una semana después la niña le contó a su familia, que le preguntó por qué ya no iba a entrenar y no salía de su pieza. Indica la nota de Bio Bio.

“Tuvieron a mi hija una semana aguantando todo sola, porque en el club le recomendaron que no me dijera nada”, reclama Marilyn Pizarro en conversación con Ciper, que al otro día fue al club a pedir explicaciones.

Asegura que Elian Rosales le dijo que “El club lamenta lo ocurrido y no te preocupes, Branko fue despedido”. Para Marilyn no era suficiente, su hija estaba sufriendo.

En la familia de la niña recuerdan que en el club le pidieron que no le contaran a nadie porque no querían que otras jugadoras se enteraran y que debía mantenerse todo en bajo perfil.

El DT Cristóbal López, que por esos mismos días fue cesado en su cargo del club por rendimiento, concuerda en que el club “no quería que saliera a la luz pública”.

Marilyn lo contó esa misma noche en el grupo de Whatsapp que tenía con otras apoderadas del equipo sub-17 de la Unión.

El club asegura que contactaron al Sename para que viera el caso argumentando que “Nosotros no podemos entrar en profundidad, ni somos expertos. Lo que la ley dice es que recurramos a estas áreas proteccionales de la comuna y derivar el caso a ellos”.

Jugadoras de la sub-17 cuentan que el club citó a las apoderadas para contarles lo que había pasado, sobre el despido del funcionario y que la jugadora no volvería. “También nos pidieron que no divulguemos el tema”, asegura una excompañera de la niña.

La familia recurrió al abogado Fernando Álvarez para ver acciones legales a seguir, pero él dijo que “la expectativa de justicia de (la niña) no podía cumplirse con las pruebas que teníamos”, según describe el reportaje.

Por su parte, Luis Baquedano cuenta que el club hizo todo lo que pudieron hacer, además de negar que su intención era bajarle el perfil a la situación y esconder el caso.

LAS CONSECUENCIAS SICOLÓGICAS

A mediados de 2019, un día de semana, Marilyn Pizarro recibió un llamado de un número desconocido. Su hija había sido encontrada “en una avenida lejos de su liceo”. Había caminado y no se acordaba de nada. Indica la nota de Bio Bio.

Según cuentan, tras sesiones de psicólogo y psiquiatra le diagnosticaron depresión. “Lo que sufrí fue muy fuerte para mí. No quería vivir más. Me quise suicidar dos veces”, lamenta la niña.

Su madre recuerda el día que escuchó llorar a su hija en su pieza con la puerta cerrada: “Decidí entrar y la encontré con los brazos cortados, llenos de sangre”.

Marilyn Pizarro debió renunciar a su trabajo para acompañar a su hija en estos difíciles momentos.

Aseguran que la niña de 17 años sufre hasta estos días y que no quería volver a jugar fútbol. “Ese fue uno de los mayores daños, abandonó totalmente su interés por lo que más quería”, dice su mamá. Meses después y con ayuda de trabajo profesional su hija volvió a jugar, pero según constatan, deja claro que no quiere jugar profesionalmente.

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