Luisa Paez se dio cuenta por medio de un aviso en internet, que un carabinero de Quillota, tenía en su poder a “Oliver”, un perrito de raza weimaraner, que había sido robado de su casa.

La mujer, buscaba al cachorro desde hace cinco meses, por lo que intentó recuperarlo por las buenas, pero el uniformado se negó: “Las características de los perros no coinciden”.

Paez denunció el hecho a través de las redes sociales, pero actualmente está en manos de la justicia. El Ministerio Público solicita 300 días de presidio menor en su grado mínimo y una multa de 10 Unidades Tributarias Mensuales.

“El perro en su poder, el que se encuentra avaluado en la suma de $700.000. Salvo que las partes puedan acordar algunas vías alternativas como un acuerdo reparatorio, pero no se ha producido y por instrucciones de mi representada, no hay condiciones de negociar un acuerdo reparatorio”.

“Se configura el delito de receptación porque el carabinero, en pleno ejercicio de sus funciones, es encontrado con este animal y al momento de ser consultado sobre su procedencia, no tuvo forma de acreditar ni su compra, ni su procedencia, ni justificar porque él tenía al perro. Por lo tanto, bajo estos supuestos, se configura el delito de receptación y no de robo”.